Fonty Bistró, fusión franco-asiática en el corazón de Madrid

Había oído hablar muy bien de la repostería de Fonty, que abrió su primer local en la calle Castelló de Madrid hace dos años de la mano de la maestra pastelera María Valdez. Y recientemente pude probar de primera mano la carta del nuevo local Fonty Bistró abierto en Juan Bravo 41. Se trata de una evolución hacia una oferta más variada y no sólo dulce, donde se pueden degustar platos pensados para compartir en un ambiente relajado y muy afrancesado (claro está, la influencia de la formación de María en Francia ha dejado su impronta en cada rincón).

El local, de entrada, es elegante y sofisticado, de esos en los que se nota a la legua que han invertido tiempo y dinero en dejarlo a gusto de los propietarios y clientes, muy en la onda de estética actual con cierto aire industrial, sillones corridos en la pared, mesas con el tamaño justo para pequeños platos para compartir y donde destaca la madera, las texturas en terciopelo y colores en la armonía de fríos y grises. La luz de las velas ayuda mucho a crear un ambiente más íntimo, aunque claro, eso solo se puede apreciar por la noche. Pero en general, agradable y cómodo.

Entrando en materia, pedí una degustación de los platos más destacados de la carta, porque probar varias cosas siempre da una mayor información de la oferta. Me llamó la atención la influencia asiática de su carta, pero ya me explicaron que se trata de las  propias experiencias del matrimonio dueño del local, que trasladan a sus platos los sabores y recuerdos de países donde han vivido o viajado. Eso está muy bien, porque una de las formas con las que más fácilmente recordamos las experiencias es a través del olfato y del gusto. Así que pude imaginarme en algún rincón de Tailandia cuando probé el curry rojo tailandés de langostinos y tirabeques con arroz jazmín, bastante picante para alguien, como yo, que no tiene el paladar hecho a estos sabores, aunque ya me lo habían advertido. También pude degustar la pluma de cerdo con adobo de ají panca y rulito peruano, wontons de cerdo con salsa picante de cacahuetes, pollo en adobo de cinco especias chinas sobre cogollos y fideos de arroz, pulpo a la parrilla con costra de especias y patatas asadas al estilo Fonty y un rissoto nikkei de mariscos y miso rojo.

Si sois de los que temen el picante, avisadlo, porque toda la carta tiene esa influencia. Aunque, en realidad, mi acompañante era indio y puso un 4 sobre 10 el nivel de picante. Para gustos, los colores. Para terminar, cómo no, probamos dos de sus mousse más reconocibles: crocante de chocolate y limón (mi favorita).

Algo que la gente no suele decir son los precios, pero aquí creo que están muy ajustados, ya que puedes encontrar platos por 6, 8, 14 y 16 euros, y postres a 5, ideales para compartir y terminar con un dulce sabor de boca.

¡Bon appetit!

Trabajar con Ideas Bien Contadas nos ha ayudado a posicionarnos en el sector gastronómico y fortalecer nuestra marca. En pocos meses conseguimos que varios de nuestros productos se convirtieran en tendencia. Aprovechamos las oportunidades que la agencia nos brindó, participando de las acciones puntuales propuestas, con numerosas publicaciones en prensa escrita, on-line y radio. Nuestra comunicación estuvo en las mejores manos y nos sentimos especialmente arropados también en el asesoramiento para la comercialización dentro del sector. Conseguimos cumplir nuestros objetivos en cuanto a branding, posicionamiento e incremento de nuestro revenue. Desde mi experiencia, probablemente los factores más importantes a la hora de contar con una agencia, por supuesto además de la efectividad y profesionalidad; son la humildad, honestidad y transparencia, sin duda los puntos fuertes de Ideas Bien Contadas.
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